Zequi dice:

No se vayan sin dejar sus comentarios o los atormentaré...

lunes, 26 de mayo de 2014

El llanto de la diosa






El planeta estalló luego de un brillante relampagueo. Mar-ion se dió al llanto desde su nebulosa de dolor. Ríos de plasma corrían por sus mejillas casi incorpóreas.
Desde los dos soles que componían la mirada de Geb empezó a brillar una fría luz azul que hacía suponer un contagio de una idea. Algo así como una posesión, pero no de otro ser, de un estado mas bien. Cosa así de extraña ¿acaso se había visto alguna vez en el universo? Comenzó a perseguirla por los sistemas mientras ella buscaba otra joya. Alguna que significara tanto, que hiciera que las erupciones de aquel incómodo caudal de confusión dejara de recorrerle el rostro. Pero al parecer ninguna la hacia sentir bien.
    - Las gemas vivas siempre terminan muriendo - le dijo en un rincón de una espiral en el que logró encarar sus dos estrellas amarillas
   - ¿Es decir que la próxima también morirá?
Mas que calmar esa locura que ahora compartían, parece que el razonamiento bruto de Geb, solo empeoró todo. Tan extraño fenómeno debía quedar registrado, por lo cual Geb no pudo con la tentación y empezó a llamar a lo que a el le pasaba:“empatía”.
Pero se tomó mas tiempo para nombrar lo que le sucedía a ella. ¿Porqué perder una joya con criaturas dentro haría sentir tan mal a alguien? ¿Porqué esa necesidad de tener otra?
Antes de nombrar al fenómeno Geb creyó que sabia la forma de eliminarlo. Se lanzó hacia su compañera, y la rodeó con sus brazos y ambos comenzaron a hervir mientras una oscura masa destilaba por el calor y termino separándose de ellos como escoria de plata. Mar-ion le preguntó a los soles rojos de Geb:
   - ¿Cómo se llama?
   - Tristeza. - Contestó el.
Jamás se volvieron a separar. Allá, lejos, en una pequeña espiral, se hallaba una joya nueva y llena de seres. Geb la llamó "Tierra". Hacia allí se dirigieron.

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